Hace algunos años, siendo estudiante, el profesor de la asignatura nos explicaba acerca de Management. Nos brindó información comparativa de cómo el management ha cambiado con el paso de los tiempos… y cuáles son las constantes a través de los años.
Nos explicó el concepto de la Hibris. También se le conoce como “hubris“.
La hibris (en griego antiguo ὕβρις hýbris) es un concepto griego que puede traducirse como ‘desmesura’. No hace referencia a un impulso irracional y desequilibrado, sino a un intento de transgresión de los límites impuestos por los dioses a los hombres mortales y terrenales. (Información de Wikipedia)
Sus características
Este término se acuña normalmente a personas que ostentan algún tipo de poder ya sea político u organizacional/corporativo.
- Al principio dudan de su capacidad para ejercer mando, pero estas dudas se disipan y atribuye todos los éxitos a sí mismo.
- Piensa que nada de lo que dice, hace y piensa puede ponerse en entredicho.
- Se siente infalible e insustituible.
- Estos sujetos confunden realidad con fantasía como cosa normal.
- Su mundo se divide entre ganadores y perdedores por lo que se asumen como ganadores a la vez que temen enormemente perder su status y se afanan a toda costa por mantenerlo ya sea mediante el fraude o la tergiversación de los hechos sin dudar ni por un momento en adoptar actitudes amenazantes y causar a los demás que están por debajo de él, daños irreparables.
Causas
El poder no está en manos siempre del más capaz, pero quien lo ostenta así lo cree y termina comportándose de manera narcisista y prepotente.
- Inmadurez psicológica.
- Formación cultural pobre.
- Personalidad subjetiva.
- Carácter emocional particular, seguramente ávido de afectividad.
- Desarrollo humano frágil y en difíciles circunstancias.
Síntomas
Estos síntomas desaparecen al cesar el poder:
- Desaire por los demás.
- Orgullo desmesurado.
- Exceso de confianza en sí mismo, que le hace ser impulsivo e imprudente.
- Falta de atención a los detalles.
- Constante impaciencia.
- Sentimiento de superioridad.
- Preocupación exagerada por la imagen, lujos y excentricidades.
- Creerse insustituible.
- Desprecio por la opinión y consejos de los demás.
- Sin escrúpulos para vencer al rival.
- Alejamiento de la realidad.
Al dejar esa posición de poder que ostentan, probablemente sufran un cuadro de depresión.
Lo único que puede servir de cura contra esto es la humildad, la realidad, no creerse el mejor y tratar de ver todo desde una perspectiva global.